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La guerra imperialista contra el pueblo afgano

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Afganistan: Una guerra imperialista de consecuencias impredecibles

El imperialismo yanqui junto al británico, con el apoyo de otras grandes potencias, ha desatado una bárbara guerra contra Afganistán. Han destruido innumerables poblados, viviendas, caminos, hospitales, sistemas de agua corriente, instalaciones eléctricas. Arrojan bombas racimo que tienen el objetivo de causar en un área muy amplia el mayor número de muertos y heridos posibles. Por su parte, el Estado sionista de Israel aprovecha la etiquetada "guerra contra el terror" para profundizar y ampliar los sangrientos ataques terroristas israelíes contra el pueblo palestino. En la actualidad, la guerra involucra directamente una región que es un polvorín nuclear, que históricamente fue el corredor estratégico de Eurasia, que contiene la mayor parte de las reservas mundiales de gas y petróleo y los mas ricos yacimientos productivos (ver nuestro documento: Elementos sobre la disputa del petróleo y el gas). Una región donde se ha agudizado al extremo el antagonismo entre las naciones y los pueblos oprimidos, por un lado, y, por el otro, los opresores imperialistas. Una región donde crecen las rivalidades y las disputas ínterimperialistas por la hegemonía y los recursos energéticos. Eurasia es un megacontinente, el mas importante, y su control es decisivo en la pugna ínterimperialista por el dominio mundial. Nos e puede descartar que el curso belicista abierto en 2001 por la era Bush en Medio Oriente sea el prologo de una nueva guerra mundial. ¿Cual es el carácter de la guerra que lanzo EE:UU contra Afganistán?. ¿Es un enfrentamiento entre el bien y el mal? ¿Entre la democracia y el fanatismo? ¿Entre la modernidad y el medioevo? ¿Entre la civilización y la barbarie? No. Es la agresión de la superpotencia yanqui contra un pueblo y un país reiteradamente invadido por potencias imperialistas (y que supo enfrentarlas y derrotarlas). Lenin planteaba que el movimiento nacional de los países oprimidos no debe valorarse desde el punto de vista de la democracia formal, sino desde el punto de vista de los resultados prácticos dentro del balance general de la lucha contra el imperialismo, es decir, que debe enfocarse no aisladamente sino en escala mundial. Sobre esta base, Stalin destacaba, por ejemplo, la importancia de la lucha del Emir de Afganistán y sus adeptos por la independencia de su país a pesar de sus ideas monárquicas. Los yanquis pretenden justificarse alegando actuar en defensa propia por los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Ese día, las demoledoras acciones contra los símbolos del poder económico y militar de EE:UU sorprendieron y conmovieron al mundo. Los genocidas de Hiroshima y Nagasaky, de Corea, de Indonesia, de Indochina, de Irak, recibían su merecido. Quedo al desnudo la vulnerabilidad del mayor terrorista y gendarme mundial imperialista. Pese a la repugnante borrachera chovinista de gran potencia, hay sectores del pueblo estadounidense que se manifiestan crecientemente en las calles y las universidades contra la guerra y la fascistizacion, desafiando las medidas represivas y la propaganda belicista e imperialista de los medios masivos de difusión. Osama Bin Laden, acusado por el Pentágono, participo activamente en la guerra de resistencia contra la ocupación del socialimperialismo soviético en Afganistán y durante ella tuvo relaciones muy cercanas a la CIA. Su familia, una de las más poderosas de Arabia Saudita, realizo negocios petroleros con los Bush. De sus acciones y comunicados se desprende que Bin Laden paso a representar a la burguesía intermediaria en forma hegemónica que estuvo en contra de alinearse con EE:UU en la guerra del golfo, apoya a Irak, propone la toma del poder, el retiro de las fuerzas de ocupación y la recuperación de las riquezas petroleras. Bin Laden sostiene que los atentados del 11 de septiembre fueron obra de un grupo de estadounidenses que se rebela contra el sistema de EE:UU que quieren hacer de este siglo un siglo de enfrentamientos entre el Cristianismo y el Islam. Supongamos que la versión de Bin Laden sea verídica; esto no cambia el carácter de la guerra. ¿Como encontrar y desentrañar la verdadera esencia de una guerra?, dice Lenin: "La guerra es política con sangre. Hay que estudiar la política de preguerra que conducía y condujo a la guerra. Si la política era imperialista, es decir, si era una política de defensa de los intereses del capital financiero, de saqueo y opresión de las colonias y de otros países, entonces también la guerra que surge de esa política es una guerra imperialista. El pequeñoburgués no piensa que la guerra es la continuación de la política, por eso se limita a aquello de que "el enemigo ataca", "el enemigo invadió mi patria", etc. Sin analizar cuales son las causas de la guerra, que clases las conducen, en nombre de que fin político". La guerra contra Afganistán es la continuación de la política estadounidense, rusa, británica y de otras potencias imperialistas. La lanzaron en función de sus objetivos de dominación regional y global. Es una guerra injusta, imperialista, de parte de EE:UU, Inglaterra, Rusia y sus aliados. Y es una guerra justa, de rechazo a la invasión y la ocupación de su país por parte de Afganistán y sus aliados. Los marxistas no somos pacifistas burgueses. Diferenciamos las guerras injustas de las justas. Entendemos que para terminar con ese terrible flagelo que son las guerras es preciso aniquilar a la fuente de sus orígenes: el imperialismo. Y no se puede derribar a los imperialistas y a las clases dominantes por la vía pacifica, sino mediante la guerra popular. Tampoco caracterizamos una guerra en desarrollo por quien la comenzó. Los Angloyanquis se amparan en el derecho de autodefensa establecido por el artículo 31 de la carta de las Naciones Unidas. Pero ese artículo estipula que el derecho a rechazar o prevenir un ataque es una "medida temporal", es decir, que no incluye el derecho a represalias cuando el ataque ha cesado. No contempla de ningún modo una guerra como la lanzada por Washington y Londres. La historia y el presente muestran que los mayores terroristas del mundo son los Estados imperialistas. Para no remontarnos mucho años en el tiempo, recordemos los crímenes de EE:UU en los casos antes mencionados y hace unas décadas en Yugoslavia, el genocidio de Rusia en Afganistán y actualmente en Chechenia, el papel de Francia y Portugal en las matanzas de los pueblos africanos, el exterminio planificado de los Kurdos por parte de Turquía. Las amenazas de extender la guerra imperialista son constantes. En primera fila están: Irán, Líbano, Somalia, Corea del Norte. También señalan a Siria. Nuestra América Latina también forma parte de los posibles blancos: Venezuela, Bolivia, Paraguay, ni mencionar a Cuba. Es un grave error considerar que en esta guerra se enfrentan dos demonios. La posición de la clase obrera revolucionaria e internacionalista, exige oponerse firmemente a la guerra imperialista, exige apoyar la guerra de resistencia del pueblo y la nación afgana. Los cual no significa convalidar las concepciones reaccionarias de Bin Laden y sus secuaces.