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Sobre la industrialización en la URSS

               

¿Podía la URSS industrializarse aceleradamente y garantizar simultáneamente el abastecimiento indispensable para la población, sin ayuda extranjera? Durante varios años se libro una dura lucha en las instituciones planificadoras en torno a las metas. De un lado, los oportunistas y saboteadores, predominantes entones en esos organismos especializados. Del otro lado, los partidarios de una línea revolucionaria, minoritarios allí. Si se amortiguaba el desarrollo industrial,  en especial el de las ramas pesadas, inexorablemente la URSS se convertiría en un apéndice del sistema capitalista, privándose con ello de la base material para defender su soberanía política, su integridad territorial y sus conquistas.
Al igual que la colectivización, la industrialización socialista también tuvo que enfrentar la enconada resistencia de los elementos burgueses. Se combatió contra el enemigo de clase real, y no imaginario como pretende la fabula revisionista. Se descubrieron organizaciones contrarrevolucionarias compuestos de viejos técnicos y especialistas burgueses que se dedicaban a promover el sabotaje en la industria; otras en las que actuaban ex mencheviques conectados directamente con la emigración blanca en Europa y recibían financiación desde allí. Estas acciones eran expresiones activas del agravamiento de la lucha de clases, estimuladas particularmente por trotskistas, ex mencheviques y bujarinistas.
Hasta 1929 no habia ningún Estado nuevo deseoso de industrializarse que lo hubiese llevado a cabo sin prestamos y créditos desde el exterior. Los imperialistas estaban seguros que, al negarse ellos a conceder cualquier tipo de ayuda a la URSS, esta fracasaría irremisiblemente en sus planes de industrialización acelerada. Basándose en los métodos, en las normas técnicas y en la larga experiencia de la industria capitalista, la ciencia burguesa se burlaba del Plan Quinquenal y sentenciaba que su fracaso seria inevitable. La decisión del PC encabezada por Stalin fue atreverse a luchar, apoyándose principalmente en los movimientos de masas. Numerosas obras soviéticas dan testimonio del heroísmo de las masas. En uno de los libros existe un relato que lleva el sugestivo titulo de Si, destrozamos tornos, escrito por un obrero que fue al Volga desde una fábrica moscovita y participo en la primera gran empresa de tractores en la URSS, levantada en Stalingrado.
Los muchachos y chicas del Komsomol (Juventudes Comunistas) fueron a vivir en tiendas de campaña o en cuevas excavadas en la tierra, con solo un catre o un jergón de paja para una familia. Padecieron de todo: piojos, pulgas, cucarachas, tifus. Como faltaban maestros los Comisarios Políticos los juntaban en las barracas en las que dormían para estudiar. Los caballos se atascaban en el barro, las carretillas se salían de las pasarelas y la herramienta principal era la pala. Pero los jóvenes sabían que las privaciones, los sacrificios y los esfuerzos titánicos no servían a la acumulación de una minoría explotadora sino en interés de las grandes mayorías. Posibilitaron la ansiada industrialización, a un ritmo sin precedentes en la historia, en una vasta Unión de Republicas Socialistas Soviéticas cuyos destinos estaban regidos por el proletariado y las masas rurales.
A diferencia de la revolución industrial burguesa, la industrialización socialista mejoro sustancial y cualitativamente la vida de las mayorías populares en hechos concretos. En primer lugar, se termino con el flagelo de la desocupación. Tan solo en la gran industria se duplico el número de obreros entre 1928 y 1932. Los campesinos mas pobres pasaron a ganar mas como obreros no calificados que lo que obtenían antes en sus aldeas. Los alquileres eran irrisorios y cada familia urbana que lo solicitaba recibía una parcela de tierra en los alrededores de la ciudad para su cultivo. Y en segundo lugar, a partir de 1932 se garantizo la enseñanza obligatoria de siete grados y se instituyo un vasto sistema de becas. Millones de chicas y muchachos obreros/as y campesinos/as accedieron a una capacitación profesional. Las grandes masas pudieron romper las cadenas del analfabetismo y la ignorancia. La industrialización le posibilito al pueblo dotarse de y tener acceso gratuito a una impresionante red de hospitales, policlínicas, escuelas, establecimientos de enseñanza superior y técnica, clubes, teatros, bibliotecas, cines. Hasta el día de hoy el capitalismo no ha obtenido estos logros para las mayorías populares ni siquiera en las opulentas metrópolis imperialistas. La juventud conquisto el mayor de sus derechos, el derecho a un futuro mejor.
Una de las características mas evidentes de la composición clasista del Estado soviético en tiempos de la industrialización fue, simultáneamente, el desarrollo de un sistema generalizado gratuito, que posibilito la atención a la salud de todos los trabajadores, con independencia de sus ingresos, de su profesión y de su función en la sociedad. La revolución industrial burguesa, por el contrario, se desarrollo en base a la mas salvaje explotación de niños de entre 6, 7 años de edad, hombres y mujeres, el suministro de alcohol y opio para que rindieran mas y comerían menos, todo genero de epidemias y enfermedades, la esclavitud para millones de africanos cazados como animales en sus propias tierras y trasladados a la fuerza a otros continentes.
Otra de las características evidentes de la composición clasista del Estado soviético fue el origen de los fondos de acumulación para su salto industrial. Provinieron de recursos internos, generados por los trabajadores liberados del yugo terrateniente y capitalista. Por el contrario, para desarrollar su industria, la burguesía francesa e inglesa saquearon a sus colonias. Alemania aprovecho la indemnización que impuso al triunfar en la guerra franco-prusiana para acelerar su industrialización en el último tercio del Siglo XIX. El Japón de los Meijí se valió de las indemnizaciones de guerra obtenidas contra China en 1894 y contra Rusia en 1904. Y por ultimo, el gran desarrollo industrial de Estados Unidos se alimento con el saqueo de las ex colonias españolas del pacifico y del caribe.