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Psicoanalisis
Fabulaciones de una tecnica burguesa
El psicoanálisis no existe, es una nebulosa sin consistencia, un blanco en eterno movimiento. Adolece de consistencia externa, es decir que no interactúa con las ciencias pertinentes a su campo como la psicología experimental o la neurociencia cognitiva. Sus practicantes no hacen otra cosa que sostener un suspenso entre lo que el paciente dice y piensa, emitiendo de vez en cuando alguna interpretación enigmática que mantenga la curiosidad del analizante. Cada sujeto posee en su propio inconsciente un instrumento con el cual interpretar las manifestaciones del inconsciente de los demás. Es algo meramente subjetivo, carente de objetividad y cercano al pensamiento metafísico. La principal falencia del psicoanálisis freudiano consiste en su irrefutabilidad: Es antidialectico. La física de Aristóteles, por ejemplo, resulta falsa cuando hay que explicar el movimiento de los planetas. Entonces aparece la teoría de la gravedad de Newton, que, sin embargo, no explica la existencia de un universo con agujeros negros y energía negativa, de la que da cuenta la teoría de la relatividad de Einstein. Así, la ciencia avanza creando nuevas teorías que se complementan y superan a las antiguas. Las hipótesis de las teorías psicoanalíticas están formuladas de tal modo que ningún dato las puede poner en duda. Cuando, por ejemplo, el paciente no puede recordar algún trauma sexual infantil, esta categoría no es refutable como elemento etiológico: Su olvido se atribuye a la represión. La mayor mentira entre la letanía de falsedades freudianas es aquella que dice que el psicoanálisis es curativo. Esta es la impostura mayor que toma como rehén al sufrimiento existencial de determinados sujetos para hacer de ello el material de un ingreso sustancial, que, pagando cuantiosas sumas, contribuirán ala eficacia de la cura (tal es el caso de Jean Jacques Millar, una autoridad en la materia en Paris y en el mundo, casado con la hija de Lacan, que evadió del fisco sumas realmente considerables). A juzgar por el silencio y la discreción acerca de las tarifas que cobra el sector privado; efectivamente, el psicoanálisis es un negocio extremadamente rentable.
Los psicoanalistas se defienden diciendo diciendo que tras una terapia el paciente se siente mejor. Reiteramos, eso es meramente subjetivo. Hay personas que luego de una conversión al Islam o una procesión a Lujan, también dicen sentirse mejor. ¿Son estos hechos por lo tanto la prueba de la verdad del islamismo o el catolicismo? ¿Y que pensar de aquellas millones de personas que dicen sentirse mejor luego de una consulta con una vidente, una curandera, un astrólogo, un homeópata, un espiritista? Seamos serios. Acabemos con estos comportamientos infantiles. Para el psicoanálisis todo tiene el mismo valor, no hay diferencias categóricas entre lo normal y lo patológico, sino solo una diferenciación de "grado". Hay que tener la mente muy enferma para divulgar y querer argumentar que el cáncer es una de las variantes de la salud que busca manifestarse.
El freudismo dice ser una "visión del mundo privado con pretensión universal"; nada más burgués. Un ejemplo, que siempre son buenos para demistificar: El complejo de Edipo. Presentado como un descubrimiento universal freudiano. Proviene del puro y simple deseo de Freud que, cuando era niño, viajo en tren durante la noche con su madre. El pretende "que no pudo no haberla visto" desnuda esa noche y que "por lo tanto" el la habría deseado sexualmente. Luego, infiere, sin prueba alguna, que esto es así en todos los niños desde siempre y para siempre. Que Freud, por razones subjetivas (una familia recompuesta, con tres niveles de generaciones mezcladas, un padre que tenia la edad de su abuelo, un cuñado de la edad de su padre, la misma que la de su madre, un sobrino apenas mas grande que el, etc.) haya tenido problemas con su identidad sexual, es una cuestión aparte. Pero que tenga la osadía de inferir teorías de orden general, con una pretendida validez universal, a partir de un hecho particular, es descabellado. Freud toma sus deseos como realidades: El complejo de Edipo, la etiología sexual de los neuróticos y otros conceptos pretendidamente universales que no son otra cosa más que afirmaciones subjetivas literarias.
El freudismo es una secta; lo que fascina siempre a los sectarios es tener a su alcance un pensamiento "todo listo" que dispensa de ser inteligente, que exonera a la persona de todo uso critico de su pensamiento. Agreguemos que esta secta reúne a sujetos frágiles que disfrutan de la palabra del maestro depositario de la verdad universal, descubridor de certezas admirables. El guru les da seguridad porque propone una sola llave para abrir todas las cerraduras: El complejo de Edipo.
El materializo dialéctico, desde las tesis de Marx sobre Feuerbach, se desarrollo entendiendo que el hombre se diferencia del reino animal de donde proviene, y crea, en su aplicación, una nueva naturaleza: La sociedad, regida por leyes especificas totalmente distintas a las leyes físico-químicas, biológicas y fisiológicas que valoran Freud o Pavlov. El pensamiento freudiano se alimenta de filósofos como Kierkegaar (autor de Tratado de la desesperación), Unamuno o Heidegger.
Freud y sus relaciones con el fascismo
Existen hechos que demuestran que hay una complicidad en Freud con el fascismo; por ejemplo, el haber dedicado elogiosamente uno de sus libros a Mussolini (¿Por que la guerra?). Sus trabajos con Félix Bohm, un nazi que trabajaba en el Instituto Goring, para que el psicoanálisis pudiera existir bajo un mundo dominado por el nazismo, dan cuenta de ello también. Existen igualmente textos en los cuales Freud explica que esta a favor de una aristocracia de unos pocos destinados a conducir a los pueblos (Psicología de masas y análisis del yo). Freud, con su reputación planetaria, disponiendo de todos los medios para obtener un exilio anticipado, hubiera podido hacer una crítica que hubiera sido útil en su momento. Pero no. Denuncio ante los nazis a Wilhelm Reich, psicoanalista alemán, por sus "simpatías bolcheviques". En Francia los freudianos constituyeron durante la ocupación una milicia que actuó como grupo de dominación de voluntades colectivas a través de la manipulación, las mentiras, intimidaciones, contactos con los medios, amenazas, redes de influencia...toda la producción histórica del psicoanálisis de los años de la II Guerra Mundial ha sido archivada y su acceso prohibido.
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