El carácter de la Revolución Argentina y nuestra orientación estrategica

               

La realidad mundial a desmentido teorías como el fin de la historia, la globalización, la anulación del concepto de soberanía, y ha puesto de manifiesto que la contradicción entre el proletariado y la burguesía en los países capitalistas desarrollados, la contradicción entre el imperialismo y los pueblos y naciones oprimidos, así como las contradicciones interimperialistas, siguen siendo las contradicciones fundamentales del mundo en la época actual. La realidad mundial ha puesto de manifiesto también que sigue vigente el análisis leninista de que vivimos la época del imperialismo y las revoluciones proletarias, sobre el desarrollo desigual de los países imperialistas y la inevitabilidad de que recurran a la guerra para repartirse el mundo. Así también que el imperialismo ha dividido al mundo en naciones opresoras y oprimidas en el que el proletariado lucha al lado de estas ultimas y las revoluciones de liberación nacional confluyen con la revolución proletaria mundial.
Argentina es un país dependiente disputado por varias potencias, en el que predominan relaciones de producción capitalistas, trabadas y deformadas históricamente por la dominación imperialista y el mantenimiento del latifundio de origen precapitalista que ha producido en el campo relaciones de gamonalismo. Es un hecho conocido que los imperialistas ingleses, yanquis, alemanes, rusos y franceses se han disputado por controlar el país y saquear nuestras riquezas. En la actualidad se ha sumado un nuevo contendiente en esta disputa: el imperialismo chino. La contradicción fundamental a resolver en la etapa histórica actual, y que determina el carácter de la revolución argentina, es la que opone al imperialismo, a los terratenientes y a la burguesía intermediaria contra los proletarios, los campesinos pobres y los sectores democráticos. Nuestro objetivo final es el triunfo de una sociedad sin explotadores ni explotados: el comunismo. Somos partidarios de una revolución ininterrumpida y por etapas. El objetivo en esta etapa de la revolución en la Argentina (por cuanto es el único camino para resolver la contradicción fundamental antedicha) es la realización de la Revolución antiimperialista, nacional, democrática y agraria en marcha ininterrumpida al socialismo. En la que el proletariado es la clase dirigente y el campesinado la fuerza motriz fundamental y en la que el triunfo solo será posible si se desenvuelve impulsado por una alianza obrero-campesina. La toma del poder y la instauración de una nueva sociedad serán producto de una Guerra Popular que tendrá en el campo su escenario fundamental y en las ciudades su complemento. El proceso de construcción de las fuerzas revolucionarias se realizara simultáneamente en las ciudades y en las áreas rurales, impulsando formas de lucha adecuadas en cada una de las zonas estratégicas de acuerdo a sus características específicas. Definida esta línea estratégica en nuestra revolución, junto a nuestros esfuerzos por ir descubriendo los caminos de la misma, hemos rechazado las concepciones trotskizantes, para las cuales no existe el problema agraria en el país; así como combatimos también las concepciones revisionistas y simplistas de un continentalismo que niega las peculiaridades y las particularidades de América, la existencia de Estados policlasistas y, de fondo, la posibilidad de la revolución en un solo país. El problema del Ejercito Popular, junto a la política del Frente Único para la revolución y la construcción del Partido, es la cuestión clave de nuestra estrategia revolucionaria.